¿Cómo es vivir con dolor crónico?
Vivir con dolor crónico es difícil de explicar. Es despertarte y sentir que tu cuerpo duele antes de siquiera abrir los ojos. Es levantarte con esfuerzo, fingir normalidad cuando no puedes más, y sonreír mientras escondes las lágrimas. Para quienes sufrimos condiciones como endometriosis, dolor lumbar (Escoliosis Síndrome de Bertolotti, discopatía) el dolor se convierte en una presencia constante e invisible.
Diagnósticos que cambiaron mi vida
Primero llegaron los dolores de espalda. Tras varios exámenes, los médicos me hablaron de escoliosis lumbar, mega apófisis y otros términos que fui aprendiendo a la fuerza. A inicios de 2025, se sumó otro diagnóstico: endometriosis, esa enfermedad silenciosa que afecta a millones de mujeres y que rara vez es bien comprendida.
Aun así, sigo aquí. Sigo siendo madre, compañera, mujer. Aunque hay días en los que el dolor me paraliza, también hay momentos en los que me lleno de fuerza y digo: “Hoy elijo vivir”.
¿Qué me ayuda a sobrellevar el dolor crónico?
He aprendido a reconocer mis límites, a descansar
sin culpas y a buscar alivio donde lo encuentre. Estas son algunas cosas que me
ayudan... aunque no eliminan 100% el dolor, pero me ayudan a convivir mejor con él.
- Una rutina suave, estiramientos y fortalecimiento del Core, adaptado a mis dolencias.
- El uso responsable de medicación con seguimiento médico.
- La cúrcuma, que ha sido un gran aliado natural en mi proceso.
- Escribir, porque este blog también es mi refugio emocional.
Maternidad y dolor: la batalla invisible
Ser madre con dolor crónico es una lucha
silenciosa que pocos comprenden. Acompaño a mis hijos en sus rutinas deportivas, aunque muchas veces mi cuerpo solo quiera descansar. Me esfuerzo
por estar presente, por darles lo mejor sin que tengan que cargar con mi
malestar.
No soy una madre perfecta. Pero soy una madre real, y creo que eso también cuenta.
Encontrar propósito en medio del dolor
El dolor me ha enseñado a valorar los pequeños
momentos: un abrazo de mis hijos, un amanecer sin espasmos, un día sin llanto.
También me ha regalado una sensibilidad nueva: más empática, más humana.
Hoy, en lugar de enfocarme en lo que no puedo hacer, me concentro en lo que sí puedo sentir, crear, amar y compartir. Porque, aunque vivo con dolor, también vivo con propósito. @MadreNovata
No es normal vivir con dolor, debemos actuar y expresar nuestros dolores, como padres nos acostumbramos a vivir con dolor, hambre y sueño para que nuestros hijos no pasen por esas sensaciones, pero debemos cuidar nuestro cuerpo.
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