Por eso decidí compartir aquí. Porque cada palabra refleja ese vínculo único que nace desde el primer latido y nos acompaña para siempre. Si eres mamá, seguro también te verás reflejada en estas líneas llenas de sentimiento y verdad.
No hay hombre más mío
No hay hombre más mío que el que nació de mí.
Desde el primer latido compartido, su existencia se fundió con la mía. Nadie puede comprender por completo ese lazo invisible que une el alma de una madre con su hijo. No se explica, se siente.
Verlo crecer, tropezar,
levantarse y descubrir el mundo es como ver una parte de mí caminar fuera de mi
cuerpo. Ese amor no conoce tiempo, distancia ni condiciones. Aunque la vida
cambie, su esencia seguirá latiendo dentro de mí.
Ser madre es aprender que el
corazón ya no te pertenece del todo. Que una sonrisa suya puede sanar cualquier
cansancio y una lágrima suya puede doler más que mil heridas.
Mi hijo no me pertenece como
posesión, sino como milagro.
Es la prueba viva de que el
amor verdadero puede tener rostro, voz y sueños propios.
Porque no hay hombre más mío,
más amado y más eterno,
que aquel que una vez escuchó
mi corazón desde adentro.
Texto Anónimo.
El amor de una madre es un
viaje que nadie nos enseñó, pero que aprendemos con cada abrazo, cada caída,
cada sonrisa y cada noche sin dormir. Es un vínculo que no se explica, se vive…
y se siente hasta en lo más profundo del alma.
Si este mensaje resonó
contigo, compártelo con otra mamá que necesite recordarse lo fuerte, valiosa y
esencial que es.
Y si quieres leer más
reflexiones como esta, suscríbete a mi blog Madre Novata para seguir conectando
desde el corazón.

No hay comentarios:
Publicar un comentario
GRACIAS POR PARTICIPAR :)