Mientras navegamos por redes, encontramos textos que nos tocan el corazón. Este fue uno de ellos. Me pareció tan bonito y real que quise compartirlo aquí, para que todos podamos leerlo con calma y recordar lo mucho que nuestros hijos llevan dentro, aunque no se vea.
La segunda mochila de los niños: lo que llevan sin que los padres lo noten
Cuando un niño va a la escuela por la mañana, lleva dos mochilas.
La primera es visible: llena de libros, cuadernos, lápices y su merienda.
Pero la segunda… nadie la ve.
Ahí dentro están sus emociones — las alegrías, los miedos, las inseguridades y los pequeños triunfos del día anterior.
En esa mochila invisible hay una sonrisa de mamá, unas palabras de papá, o tal vez las lágrimas de una pelea antes de salir de casa. A veces es ligera — llena de amor, esperanza y confianza. Otras veces pesa demasiado — cargada de tristeza, de soledad, de la sensación de no ser escuchado, de expectativas imposibles.
Esa segunda mochila dice mucho más que cualquier palabra. Los niños hablan con sus ojos, con sus gestos, con su silencio. Solo hay que observarlos con el corazón, no con la prisa.
✨ La segunda mochila siempre está ahí. Cambia cada día, con cada experiencia. Y quien ama de verdad, aprende a verla — aunque sea invisible.
Autor desconocido.
Cada mañana, cuando veo a mis hijos salir con sus mochilas, me acuerdo de este texto. No solo cargan libros, también emociones que a veces no alcanzan a decir.
Como mamás, corremos tanto que olvidamos mirar con calma, preguntar con ternura y abrazar sin prisa. Pero esas pequeñas atenciones son las que llenan su segunda mochila de amor, seguridad y confianza.
Porque más que buenos estudiantes, queremos formar niños felices, seguros y escuchados.

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